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Queridos lectores,

La corrosión es uno de los mayores desafíos para la integridad de los activos industriales, especialmente en sectores donde las condiciones ambientales aceleran su degradación. Un mantenimiento preventivo adecuado y la elección correcta de materiales son esenciales para minimizar su impacto.

Principales causas de la corrosión

Los metales expuestos a agentes agresivos como humedad, sales, productos químicos y cambios de temperatura son especialmente vulnerables a diferentes tipos de corrosión, entre ellos:

Corrosión uniforme: Afecta toda la superficie metálica de manera homogénea.
Corrosión por picaduras (pitting): Se manifiesta en pequeños orificios localizados que pueden debilitar la estructura.
Fisuración bajo tensión: Se genera cuando el metal está sometido a esfuerzos mecánicos en ambientes corrosivos.

Estrategias de protección y prevención

Para garantizar la durabilidad de los materiales metálicos, es fundamental aplicar medidas como:

Uso de aleaciones resistentes a la corrosión, como aceros inoxidables o aleaciones de níquel y titanio.
Aplicación de recubrimientos protectores, como pinturas especializadas o recubrimientos cerámicos.
Monitoreo regular y mantenimiento predictivo, para identificar señales tempranas de corrosión y actuar antes de que se convierta en un problema crítico.

Compromiso con la seguridad y la sostenibilidad

Prevenir la corrosión no solo protege los activos industriales, sino que también optimiza costos y mejora la seguridad operativa. La adopción de estrategias adecuadas y el respaldo de especialistas en análisis de materiales permiten extender la vida útil de las estructuras y minimizar el impacto ambiental.